Usualmente cuando pensamos en arquitectura, pensamos en lugares como Chicago. Al hablar de tecnología, en Tokio. ¿Y al hablar de agricultura? Lo más probable es que la imagen sea la de un campo extenso de cultivo con absolutamente nada más a la redonda que una pequeña casa y granero.
El hecho es que el crecimiento de las ciudades y la búsqueda constante de oportunidades por parte de la población, ha creado un movimiento migratorio que no podemos ignorar. Es sabido por todos que la agricultura es una actividad esencial para el ser humano y que de seguir las tendencias, pronto no quedará nadie en el campo haciendo esas labores.
Pero: ¿qué pasaría si llevamos este vital oficio a las zonas urbanas? Algunas torres creen tener la solución.
Entonces surge una pregunta que rompe todos los paradigmas: ¿de verdad necesitamos hectáreas y hectáreas de área verde para producir alimentos sanos, frescos y locales? Una empresa en Suecia tiene la respuesta: No. Sólo se necesita un espacio debajo de un edificio.
Plantagon CityFarm es un proyecto que busca revolucionar la forma en la que entendemos las ciudades. Ya no se trata sólo de una cuestión económica ni espacial o de resolver un problema de salud o ecológico. Se trata de una respuesta ingeniosa y sustentable a todos esos problemas con los que lidiamos día a día.
Bajo un edificio de 26 pisos en Estocolmo se ubicará esta primera granja urbana partir del primer trimestre de 2018. El plan es sencillo: producir 100 kg de verduras todos los días, utilizando 90% menos agua y manteniendo la mejor calidad. Ubicados en el sótano, se utilizarán estructuras verticales que permitirán la cosecha de los alimentos bajo luces LED.
El problema con este modelo es que las luces generan mucho calor que debe de ser sacado de la granja para su correcto funcionamiento. ¿Un gasto extra que la haría insostenible? Quizá. Pero precisamente gracias a esta situación, Plantagon CityFarm no pagará una sola corona sueca de renta: pagará con energía.
El 70% de la energía utilizada será recuperada, almacenada y utilizada para calentar las oficinas tiendas y restaurantes que se encuentran en el edificio. Hay que recordar que en Estocolmo tienen una temperatura promedio anual de 6.6 grados. Esto representará un ahorro de 700,000 kilowatts anuales de energía en calefacción. Económicamente hablando, mucho más de lo que pagaba de renta el archivo de periódico que se ubicaba antiguamente en ese mismo sótano.
Con este contrato de 3 años, la empresa asegura reducir los costos de producción y poder ofrecer mejores precios al consumidor, según comenta el co-fundador de Plantagon, Hans Hassle. Y ¿quiénes serán estos consumidores? Lo más interesante es que un tercio del producto vendido será para los restaurantes ubicados en el edificio y a la gente trabajando en las oficinas. Otro tercio será destinado para las tiendas cercanas a la granja, evitando así un gasto inútil en combustibles fósiles.
Este nuevo concepto se avecina cada vez más rápido. Y, de hecho, Plantagon planea tener hasta 10 granjas urbanas para el año 2020. Además, a un par de horas de Estocolmo, la empresa planea crear un plantscraper. Un edificio que producirá alimentos en sus 16 pisos. Un tercio del mismo estará rentado para oficinas —que se beneficiarán del modelo energético que mencionamos— cuyas salas de juntas en cada piso tendrán una vista espectacular a la granja. Los planes para abrir este edificio son en dos o tres años, con muchos inversionistas —y particulares que desean apoyar el proyecto— altamente interesados.
Este modelo será de gran utilidad en ciudades densamente pobladas alrededor del mundo, donde encontrar un área donde cosechar es extremadamente difícil. Ciudades como Singapur o Malasia serían grandes candidatos, y, de hecho, el gobierno chino ya se encuentra en pláticas con la compañía.
Entonces, ¿qué pensamos ahora al escuchar sobre arquitectura, sobre tecnología, sobre agricultura? Plantagon propone hablar de Agritechture, una combinación de los tres conceptos. Juntar los conocimientos químicos, físicos y biológicos para lograr mecanismos agropecuarios en ciudades. Utilizar la tecnología para innovar y encontrar nuevas soluciones. Y, por supuesto, pensar en desarrollos inmobiliarios sustentables y funcionales, congruentes con las necesidades del mundo contemporáneo.