Los desarrollos inmobiliarios con campos de golf se han popularizado en México durante los últimos años, pero estas extensiones de pasto no están pensadas como otra zona de esparcimiento y ya, los desarrolladores e inversionistas inteligentes saben que estas amenidades suponen un imán para clientes con alto poder adquisitivo.
Según la federación mexicana de golf, en México existen alrededor de 200 campos de golf certificados, la gran mayoría ubicados dentro de desarrollos de alto nivel, de difícil acceso al público en general, como lo es Rancho San Lucas, en Baja California Sur, o el emblemático Yucatan Country Club, que cuenta con El jaguar Golf Course, un campo de 18 hoyos diseñado por Nick Klauss que se extiende alrededor de cuatro lagos y cinco cenotes naturales.
El campo de golf de uso exclusivo, en estos casos, se convierte no solamente en una amenidad de lo más codiciada, sino que suma puntos de estatus a los residentes del desarrollo, y atrae inversionistas con gran capacidad económica.
"En 2015, la derrama económica de esta actividad se calculó en 25,176 millones de pesos al año, debido a que el deporte atrae a más personas del extranjero, las cuáles suelen gastar al mes 27,070 pesos."
En la cultura general, el golf es percibido como un deporte de hombres de éxito profesional y financiero. Esto no es accidental, y en la mayoría de los campos de golf de acceso privado en México, es necesario adquirir una propiedad o, como sucede en el Club Campestre de CDMX, un paquete de acciones que asciende a los dos millones de pesos.
Se trata de un seguro para un ecosistema exclusivo, y esto, en automático, se traduce en un incremento del valor en la tierra. Un campo de golf en tu privada residencial es estatus, diversión, y valor monetario.
La conclusión es que tu campo de golf es mucho más que un espacio para que disfrutes de una partida el fin de semana, o de una reunión con tus vecinos y amigos. Es un emblema que incrementa el valor de tu inversión en el mediano y largo plazo.