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Mito o realidad: Los edificios verticales reducen la temperatura de las zonas urbanas

Escrito por Inmobilia | 28 de mayo 2024

De acuerdo a expertos, una posible solución frente a las altas temperaturas en los hogares podría estar en las construcciones verticales, que concentran a más personas en menos espacio, lo que ayuda a de-densificar las ciudades y a evitar la expansión urbana desordenada. Esto podría reducir la temperatura hasta en dos grados centígrados. 

La falta de áreas verdes en las periferias urbanas ha llevado a dañar el entorno, por lo que es crucial elevarnos hacia las alturas para preservar nuestro planeta. Expertos como James Biles han revelado que un mal diseño en las viviendas, con poco espacio para árboles y vegetación, contribuye al efecto de calor urbano en ciudades como Mérida. La falta de áreas verdes y la estructura de la ciudad influyen en este fenómeno.

Las edificaciones verticales no solo mejoran la calidad de vida de los habitantes, sino que también permiten un uso más eficiente de los recursos naturales. Además, a largo plazo, representan un ahorro significativo en infraestructura y servicios públicos.

 

Beneficios  

Calidad de vida. La vivienda vertical es considerada la estrategia más fuerte para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos en general. 

Fácil acceso a servicios.  Estar más cerca del trabajo, escuela, instituciones bancarias, centros de recreación y de más, es uno de los aspectos que los usuarios consideran de mayor importancia al elegir un hogar. 

Sostenibilidad: Los desarrollos verticales son más fáciles de adaptar a la topología local sin generar deforestación o daños mayores al medio ambiente. Además es más fácil implementar alimentación de energías limpias en construcciones verticales. 

Ahorro del gasto público: Según datos de la Comisión Nacional de Fomento a la Vivienda (Conafovi), la vivienda vertical representa la disminución de hasta un 70 por ciento en el costo de gastos públicos.

Uno de los principales retos arquitectónicos de la actualidad es que los edificios no solo sirvan para vivir, sino que aprovechen los recursos naturales disponibles como el sol, la lluvia, el viento y la vegetación con el fin de evitar o disminuir el posible impacto ambiental y el consumo de energía.