¡Mira! Un alto ejecutivo. Observa mientras camina apresurado, con pasos largos y sus zapatos de diseñador, claro, bien boleados. ¡Mira cómo carga su portafolio lleno de papeles y documentos importantes! Checa cómo va de junta en junta y de llamada en llamada. Lo vemos nosotros y pensamos: ¡ese es un hombre trabajador!
Por el otro lado, observa a ese joven de allá. Mira sus zapatos ligeros y sus jeans cómodos. Míralo tan concentrado en su computadora, echado en una silla, bebiendo un mocha frappuchino con chispas que mancha su poblada y casual barba. También lo vemos y pensamos: ¿será un hombre trabajador? La respuesta es: sí, y más que eso: es el trabajador del futuro.
La idea del “trabajador” ha cambiado con cada periodo de la historia. Durante mucho tiempo fue sinónimo de ser agricultor, después de manufacturero, técnico, empresario o desarrollador de tecnologías. Tenemos el privilegio de ver nacer una nueva modalidad de trabajo que se sale de todos los paradigmas, una nueva especie en la amplia fauna laboral: los e-nomads.
Foto: Sina Khansari
Como su nombre lo indica, los “e-nomads” —de “nómadas electrónicos”— se rehúsan a quedarse en un mismo lugar. ¡Y no sólo de forma literal! Las nuevas generaciones buscan cada vez más retos laborales, nuevas áreas de aprendizaje y de oportunidad. Así, llevan el home-working al siguiente nivel, trabajando en un parque, en un café, en un avión, en Malasia o Bangladesh, explorando el mundo o echados en una playa, ¡siempre y cuando haya internet!
Así, los e-nomads son libres de vivir una vida minimalista, activa y holística. Y, al mismo tiempo, realizar trabajos importantes para empresas, corporativos y particulares. En dos palabras, es lo mejor de dos mundos.
¿Cómo lo logran? Hay en realidad varias formas de hacerlo, pero podemos resumirlo en tres modalidades básicas:
Hace unos años, este modelo sería impensable. Los e-nomads sonarían como un ideal inalcanzable o un concepto hippie desvinculado de la realidad empresarial. Pero, como ya lo hemos dicho, las realidades, la industria y sobre todo la economía cambian constantemente.
Hoy en día, vivimos lo que se conoce como The Knowledge Economy —“la economía del conocimiento”— que se une a otros esquemas laborales innovadores como The Sharing Economy. Así, el valor de un trabajador ya no radica en qué tanto hace, sino en qué sabe y cómo utiliza su conocimiento en un proceso de creación creativa de nuevas soluciones. Mercadotecnia, diseño, desarrollo de software, coaching, administración del tiempo libre, servicio al cliente, asistencia virtual, traducción e interpretación, mantenimiento de páginas web son parte de una muy larga lista de nuevas y antiguas profesiones que se suman a este modelo.
Este es sólo un pequeño hilo en el gran telar que se está tejiendo. Se entrelazan los e-nomads, con los freelancers; The Sharing Economy con la independencia laboral; las nuevas oficinas con una mentalidad renovada, y los trabajadores independientes. Así, regresamos a ese hombre trabajador que va apresurado por la ciudad, y en el otro lado del tapiz, vemos a ese joven que disfruta de una vida de tranquilidad, paz y armonía en el corazón de Tulum. ¡Quién hubiese dicho hace unos años que eso sería parte de la misma imagen! Ahora es una realidad. Todo está listo para cambiar. La economía, el life-style, la sociedad. El mundo.
¿Y tú? ¿Te quedarás atrás?