1.- Esperar, esperar y esperar…
Grado de molestia: 😡😡😡
Aunque México es un país de amplia extensión, el tiempo de vuelo promedio entre ciudad y ciudad es de apenas hora y media. Por tanto, frecuentemente hacemos más tiempo esperando en un aeropuerto que volando al destino al que nos dirigimos. Esto tiene una gran cantidad de por qués, pero el principal culpable es el tradicional orden de check-in, doble filtro de seguridad y protocolo de abordaje, entre otros contratiempos.
Este orden es más que necesario, ya que garantiza tanto la seguridad a bordo como que cada pasajero acate las reglas y no quiera "pasarse de vivo" en perjuicio de sus compañeros de vuelo. Lo que no es muy entendible, empero, es la saturación de aeropuertos nacionales o las condiciones climáticas que pueden retrasar o cancelar un viaje; si bien éstas son inevitables y naturales, nadie niega que sean nuestra mayor frustración.
Un dato curioso: en algunas ciudades, ¡tan sólo el tiempo de llegar al aeropuerto supera las horas de vuelo!
2.- Interminable lista de requisitos
Grado de molestia: 😡😡
A nadie le gusta cumplir todos los puntos de una lista con el simple objetivo de poder acceder a un servicio que ya pagaste. Sin embargo, el transporte aéreo se rige por cientos de protocolos destinados a reforzar la seguridad y la organización, como mostrar tu ID en un par de ocasiones (en diferentes puntos del aeropuerto), al igual que obedecer con ciertos requisitos en tu equipaje documentado y de mano, entre muchas otras cosas.
Sin embargo, siempre debemos de pensar que gran parte de estas exigencias tienen nuestra satisfacción final en mente. A nadie le gusta limitar la cantidad de líquidos que puede cargar en su maleta de mano, ni tampoco mandar a la mascota en la sección de carga del avión, ni mucho menos quitarnos todo el metal de encima y ser sujetos a revisiones bastante invasivas, pero tampoco queremos ser una estadística más y no llegar a nuestro destino. Así que: al mal paso darle prisa.
3.- Pasajeros insoportables a bordo
Grado de molestia: 😡😡😡😡
Hay pocas cosas peores que estar listo para echarnos una siesta durante el vuelo—después de haber hecho maleta durante toda la noche para poder llegar al aeropuerto en la madrugada— y que, apenas estés conciliando el sueño, el pasajero de atrás empiece a patear tu asiento.
O qué tal cuando la persona de al lado ronca como tenor. O bien, esos niños o adolescentes que piensan que la cabina es su patio de juegos sin que nadie les diga nada. Ni qué decir de los invasores de espacio, que avientan toda su humanidad sobre ti, o reclinan su asiento para dejarte con 10 cm de espacio de piernas.
Y el peor de todos: aquél que no comprende que no quieres hablar sino dormir y te cuenta su historia de vida con lujo de detalles. Nos compadecemos de cualquier persona que haya tenido que sufrir esto por prolongadas extensiones de tiempo.
Foto: Getty Images
4.- Turbulencias inesperadas
Grado de molestia: 😡
Viajar en avión es una forma de transporte eficaz, segura y conveniente, ya que además de ser relativamente barata y tener una tasa de accidentes bajísima, puedes amanecer en una ciudad e irte a dormir con toda tu familia en otro continente—todo en el mismo día.
Sin embargo, a nadie le gusta que, de la nada, el avión se sacuda de una manera dramática—aunque esto no signifique peligro alguno—, haciendo que nuestros cerebros se vayan directamente a la última película que vimos con un accidente de avión. Lo mejor que se puede hacer, empero, es tratar de relajarnos y pensar que la probabilidad de que algo suceda es virtualmente nula.
Foto: Getty Images
5.- ¡Todo cuesta extra!
Grado de molestia: 😡😡😡
Aunque al volar tendrás el ángulo más privilegiado de toda la humanidad, uno que pocas personas se pueden dar el lujo de experimentar, estas vistas espectaculares vienen con un precio. Y aunque, como mencionamos previamente, volar es cada vez más barato (en especial con aerolíneas low-cost), este modelo de precios sólo corresponde a la tarifa que nos transportará de punto A a punto B.
Mientras vuelas, todo parece genial hasta que llega el momento de comprar una botella de agua a 30 pesos o una comida completa a más de 100, y ni qué decir de una cobija o sábana de más allá de 200. ¡Vaya, en muchos casos ni las gracias te dan desde que despegas hasa que aterrizas!
Además de esto, muchas aerolíneas han buscado maneras de solventar los precios bajos de boletos, como la táctica de incluir precios adicionales en cosas como la selección de asiento, garantía de puntualidad o abordaje prioritario, así como como en el límite de equipaje que se puede llevar a bordo. El caso más extremo, parece, es que ahora en algunos países ya están cobrando precios adicionales a las personas con obesidad.
6.- "Mi maleta no llegó"
Grado de molestia: 😡😡😡😡😡
El hecho de que cobren por el equipaje no garantiza que éste vaya a llegar con bien a su destino. Y no hay peor sensación que finalmente llegar a tu destino, bajar del avión, pasar a la banda recolectora de equipaje para tomar tu maleta e irte al hotel... y que no aparezca. Esto es muy común desde las épocas de oro de la aviación, pero el hecho de que te cobren por no manejar bien tu maleta es simplemente la cereza en el pastel de viajar.
Esto tiene origen en una infinidad de razones, desde una mala gestión por parte del equipo de tierra, hasta una maleta colocada en un vuelo diferente; es un hecho que el destino de nuestras pertenencias siempre es una incógnita hasta que llegamos al siguiente aeropuerto. Esperar a que aparezca la maleta se convierte, en gran medida, en la última y más desesperante fase de viajar en avión.
Pero no todo es molesto: existen numerosas maneras de sobrellevar tu viaje de una manera más amena, como te puedes enterar en este artículo que preparamos, en el cual enlistamos los cinco gadgets para viajar más cómodo, sin perder el estilo. ¡A volar se ha dicho!