Los vuelos de larga duración no son fáciles para el cuerpo o la mente, pero esperamos que estos consejos te ayuden a sentirte más como un ser humano cuando aterrices en tu destino.
Volar puede afectar incluso al viajero más experimentado. Si no se tiene cuidado, te quitará energía, interrumpirá tus patrones de sueño y hará que tu sistema digestivo sea lento. Afortunadamente, existen algunos trucos sencillos que pueden hacer que los viajes largos en avión sean menos estresantes para tu sistema, frenar los efectos del desfase horario y mantener tus niveles de energía elevados.
Prepárate. Investiga todo lo relacionado a las instalaciones del aeropuerto en el que tomarás tu vuelo. Realiza un itinerario para que sepas cómo moverte y ahorrarte tiempos de traslado y espera; si sabes que tomarás un vuelo con escalas investiga en internet si tu aerolínea te otorga beneficios como pasajero, busca salas privadas para descansar, duchas, Wi-Fi, etc.
Una ducha fría de tres minutos seguida de una ducha caliente de dos minutos puede ayudar a "reiniciar" el sistema nervioso y ayudará a tu cuerpo a tolerar mejor las experiencias durante los viajes largos.
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Coloca en tu reloj la hora de tu país de destino. Los viajes largos casi siempre implican un cambio de horario, por ello esfuérzate por dormir de noche cuando llegues a tu destino, y permanece despierto cuando allí es de día. Extrañamente, en los vuelos, la tripulación ajustará las luces y repartirá los alimentos en un horario que, con frecuencia, no es muy propicio para adaptarte a una nueva zona horaria, por lo que necesitas hacer uso de un poco de autodisciplina.
Evita el alcohol y la cafeína. Para muchos, una bebida fuerte o una taza de café caliente es un consuelo, pero tanto el alcohol como la cafeína afectan tu capacidad para dormir. Desmayarte en el avión después de tomar tres gin tonics en realidad no te proporciona un descanso significativo. Además, las bebidas alcohólicas deshidratan y destrozan tu piel. Te sugerimos cambiar el café por una mejor opción como el té verde.
Estírate. Sentarte en un asiento estrecho durante horas literalmente es un dolor. Eso es lo que hace que estirarte sea un paso sumamente importante. Cuando tienes que estar sentado, recuerda girar tu torso y ver hacia atrás sobre cada uno de tus hombros. El solo mover tu cabeza de atrás para adelante unas cuantas veces te ayudará a aliviar la rigidez en el cuello. Y cuando la señal del cinturón de seguridad está apagada, camina hacia el área del baño para estirar las piernas y las caderas. Consigue más consejos grandiosos aquí.
Saca tu kit de siesta. Usa una máscara de sueño de alta calidad que se ajuste sobre la nariz y bloquee la luz. No debe sentirse apretado o presionar contra tus párpados. Hoy en día también puedes conseguir tapones para los oídos de alta tecnología que eliminan la mayoría de las frecuencias de sonido, incluidos los ruidos planos y el habla humana, para optimizar el tiempo de la siesta, un buen descanso sin duda te ayudará a decirle adiós al jet-lag.
Bebe mucha agua. Lo sabemos, eso significa levantarse muchas veces para usar el baño del avión. Pero los aviones son notoriamente deshidratantes, y mantenerse hidratado es una gran parte para hacer frente a cualquier vuelo. Debes tomar mucha agua el día antes de tu vuelo, el día del vuelo, durante el vuelo, y después del vuelo. Si estás despierto en el avión, deberías estar bebiendo agua. La deshidratación hará que el cansancio sea aún peor, y eso es lo que estamos tratando de evitar, ¿verdad?.
Reactiva tu cuerpo. Una vez que llegues a tu destino, haz un poco de ejercicio rápido para volver a sincronizar su reloj biológico y mejorar el drenaje linfático. Eso reducirá cualquier lentitud física y mental.
Los viajes largos (con vuelos prolongados) resultan cansados tanto para el cuerpo como para la mente. Pero con suerte, estos consejos te ayudarán a sentirte lo más parecido a un humano cuando aterrices en tu lugar de destino. ¡Feliz viaje!
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